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Contra la ignorancia también hay vacuna

Parece increíble que en pleno siglo XXI y en medio de una pandemia que ha puesto en jaque a los sistemas de salud nacionales, todavía existan personas que prefieren no creer en la importancia de las vacunas.

Lo que comenzó como un mito sin un verdadero fundamento científico en los 90’s, hoy en día es una de las diez amenazas a la salud global, de acuerdo con AARP. Para dimensionar el tamaño del problema, tomemos el caso del sarampión: una enfermedad sumamente contagiosa que estaba a punto de erradicarse en ciertos países y que, a causa de los movimientos “anti-vaxxers”, ha tenido un resurgimiento mundial del casi 30%, postergando una amenaza innecesaria a la salud de las personas.

Estos miedos para mucha gente son válidos. Uno de los mitos para evitar las vacunas es la inmunidad adquirida: exponerse a la enfermedad y controlarla para ‘protegerse’ de manera natural. Pero esto puede ser peligroso ya que los síntomas de las enfermedades representan un peligro alto para las personas. 

La vacunación es uno de los métodos más efectivos para romper las cadenas de contagio no sólo del sarampión sino de muchas otras enfermedades que amenazan nuestra salud. Si está comprobado que las vacunas previenen la muerte de millones de personas al año, ¿por qué, entonces, hay personas que creen que no sirven o –lo que es peor– ponen en riesgo su salud? 

Los grupos antivacunas argumentan que las vacunas obligatorias son una violación a sus derechos como individuos y/o que van en contra de sus principios éticos y religiosos. Las personas están en su derecho de decisión, sin embargo, cuando se trata de la salud de millones de personas, es necesario no ver sólo por uno mismo, si no por los otros. Dicho de otro modo, si al vacunarse, la cadena de contagios es interrumpida, ¿por qué no hacerlo? ¿Por qué no pensar, también, en la salud y bienestar de los demás?

En cuanto a la vacuna contra el virus causante de COVID-19 y la confianza que tienen las personas en esta vacuna, según un estudio realizado por el Pew Research Center hasta el 20 de noviembre del 2020, un 60%+ de los encuestados están de acuerdo con ponerse la vacuna. Aún así, un gran porcentaje tienen miedo de los efectos secundarios y muchos de ellos comentan que prefieren esperar a que otras personas se vacunen antes de aplicársela. 

Efectos positivos de las vacunas a largo plazo

Las vacunas no solo ayudan a evitar síntomas inmediatos o reducir peligro de enfermedades graves e incluso fallecimiento. Respecto a COVID-19, existen síntomas a largo plazo que perduran incluso después de ser superada la enfermedad. De acuerdo a un estudio de Yale Medicine, la reciente aplicación de vacunas ha ayudado a un 30%-40% de pacientes a superar síntomas de COVID-19 que permanecieron hasta meses después del diagnóstico, como problemas gastrointestinales, dificultades respiratorias o dolores de cabeza.

Pensando en las campañas continuas de desinformación y en el hecho innegable de que la vacuna tardó menos de un año en salir –tomando en cuenta que los procesos de desarrollo de vacunas son tardados– es natural que la gente tenga cierta desconfianza. Eso no quiere decir que la vacuna no sirva o, llevándolo al extremo, que ninguna vacuna funcione. Es importante y necesario siempre darle su justa dimensión a las cosas y no irse por la vía fácil de sólo repetir (o repostear) información que no cuenta con el sustento científico adecuado. 

 

Las vacunas son un gran aliado para romper la cadena de contagio de las enfermedades. Sin embargo, estar vacunado no significa que uno pueda bajar la guardia o que tenga carta abierta para hacer lo que quiera. Los hábitos de limpieza e higiene inculcados a raíz de la pandemia deben de seguir siendo parte de nuestro día a día. Todo es un tema de probabilidad, es decir, de reducir las probabilidades de contagio. Por eso, aunque exista una vacuna contra el virus causante de  COVID-19 y la influenza y el sarampión y contra muchas otras enfermedades, no podemos permitirnos bajar la guardia. Después de todo, el mejor remedio contra las enfermedades es la prevención. 

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pgadmin

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