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Paracaidista sobrevive tras estrellarse contra el suelo a más de 120 km/h

Jordan Hatmaker, una paracaidista de 35 años, sobrevivió milagrosamente después de estrellarse contra el suelo a una velocidad aproximada de 80 millas por hora durante un salto fallido.

Durante un salto sobre Suffolk, Virginia, la joven adicta a la adrenalina se vio en un peligroso escenario conocido como ‘avión descendente’. Se trata de la situación en la que ambos paracaídas fallan y el saltador acaba cayendo en barrena de forma incontrolada y a gran velocidad. Jordan volaba a 13,500 pies cuando le sucedió.

La mujer golpeó el suelo solo 20 segundos después de tirar de su cordón de liberación. El impacto contra el suelo le causó fracturas en la espalda y las piernas. Jordan sintió cada parte del impacto, ya que permaneció consciente.

 

Segundos eternos

La propia Jordan relata lo sucedido en este artículo. Era el 14 de noviembre de 2021. Hacía una agradable tarde de domingo. Las condiciones eran ideales para hacer paracaidismo, así que Jordan decidió hacer un par de saltos con la esperanza de poder terminar de obtener la licencia antes de que llegara el invierno.

“Fue mi salto número 16 en solitario. Después de completar los ejercicios de rutina durante la caída libre, me alejé de mi entrenador y tiré de mi paracaídas. Inmediatamente después, me di cuenta de que algo estaba terriblemente mal”, narra en primera persona.

“El pilotillo, un paracaídas más pequeño que saca la cúpula principal (paracaídas), estaba completamente envuelto alrededor de mi pierna. Mi pierna estaba suspendida en el aire mientras continuaba cayendo a aproximadamente 125 millas por hora sin nada que me detuviera. Entré en modo de estrategia, haciendo todo lo posible para liberarme de las líneas, pero antes de darme cuenta mi paracaídas de reserva se disparó. La sacudida del disparo del paracaídas de reserva catapultó mi paracaídas principal fuera de su bolsa y creó lo que se conoce como un ‘downplane’”.

En un ‘downplane’ ambas copas intentan volar en direcciones opuestas, provocando una rápida caída en espiral y sin control. Aterrizar en ese contexto suele implicar lesiones graves o la muerte. Jordan se libró de lo segundo por los pelos.

“No tenía ningún pensamiento porque estaba girando en espiral, así que no sabía lo que estaba pasando, solo estaba en modo de estrategia”, explica Jordan. Su cuerpo impactó contra el suelo solo 20 segundos después de tirar del mecanismo de liberación.

Primero golpeó el suelo con su pierna izquierda y luego rebotó hacia adelante para aterrizar sobre su espalda. Se rompió la espalda, la pierna y el tobillo. Y sintió cada momento, ya que permaneció consciente en todo momento.

“Inmediatamente traté de levantarme, pero no podía sentir nada debajo de mi cintura. Empecé a rezar en voz alta y a gritar pidiendo ayuda”, relata. “El equipo local de EMS llegó a la escena después de 15 a 20 minutos. En ese momento, estaba extremadamente frustrada por el dolor insoportable que irradiaba por todo mi cuerpo. Solo quería que todo desapareciera. Después de unos minutos, comencé a darme cuenta de que no me estaban llevando a ninguna parte. No me subieron a la ambulancia. Unos minutos más tarde, escuché el distintivo zumbido de un helicóptero acercándose”.

Jordan fue trasladada al hospital más cercano. Allí fue informada de que se había roto la mayor parte de la parte inferior de la espalda, la tibia y el tobillo. También sufría una lesión en la médula espinal.

 

 

Una recuperación milagrosa

Jordan pasó 25 días en el hospital recuperándose. Comenzó a caminar tres meses después del accidente. “Durante mi estadía de 25 días en el hospital, estuve en una montaña rusa emocional. Permaneciendo principalmente en la parte superior, pero a veces cayendo en picado al suelo”.

El optimismo fue su última fuente de esperanza. “Traté de encontrar la luz en cada momento oscuro. A veces era más difícil que otras. Conté cada primera vez como un hito. La primera vez sentada sin marearme; la primera vez que me trasportaron a un inodoro junto a la cama; la primera vez en silla de ruedas; la primera vez que salí de mi habitación del hospital, vi la puesta de sol (inmediatamente me eché a llorar) y usé el baño real en mi habitación del hospital”.

 

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Jordan cuenta como durante su recuperación le gritaba a sus piernas que se movieran. A pesar de sus momentos de frustración, asegura que siempre creyó que algún día volvería a caminar. Incluso cuando los médicos le decían que sus posibilidades eran escasas.

Con el accidente se destruyeron sus planes de ir de excursión al campamento base del Everest, un viaje que había planeado comenzar tres días después del salto. Ahora quiere volver a los cielos, después de retomar sus planes para el Everest.

“No creo que debas renunciar a las cosas que amas solo porque se interpuso un obstáculo en tu camino, la vida es demasiado corta y debes hacer lo que te hace feliz”, opina Jordan. “Realmente espero enviar el mensaje de tratar de encontrar el lado positivo en cualquier situación en la que te encuentres. Nunca sabes lo fuerte que eres hasta que tienes que serlo, no te subestimes”, añade.

 

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Publicado por
Carlota Benet

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