IMPACTO SOCIAL

Un juez le dio a un traficante una oportunidad y 16 años después lo juramentó como abogado

En 2005, Edward Martell era un traficante de drogas y tuvo que presentarse en la sala del tribunal del juez Bruce Morrow. Ese año, el jurista le dio una segunda oportunidad. Una decisión arriesgada que hoy tuvo su recompensa.

Una segunda oportunidad

Edward Martell tenía 27 años cuando se presentó en el juzgado de Wayne. Allí conoció al juez Morrow y no en las mejores circunstancias.

El joven tenía varios antecedentes penales de su adolescencia y violó su libertad condicional. El sujeto fue arrestado en una operación de antidrogas en Michigan.

Martell no tuvo otro remedio que declararse culpable por vender y fabricar crack. En calidad de traficante de drogas, el joven posiblemente iba a pasar los próximos 20 años tras las rejas.

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En realidad, Edward Martell sentía en ese momento que él era una causa perdida. Sin embargo, Morrow vio en él a un joven inteligente y brillante que podía redimirse.

En su momento, el juez tomó una decisión que a muchos tomó por sorpresa: le concedió al acusado tres años de libertad condicional, un periodo de tiempo en el que debía empezar sus estudios profesionales.

«En ese momento yo era solo un delincuente con un sueño”, dijo Martell a The Washington Post. «Me aconsejaron [estudiar] calefacción y refrigeración».

Una sugerencia con tinte racial teniendo en cuenta el origen latino que tiene Edward Martell. Sin embargo, el joven estaba decidido a ejercer la abogacía.

De traficante de drogas a un abogado profesional

Edward Martell tuvo un desempeño destacado en la universidad. En ocasiones, los demonios de su pasado volvieron pero no desviaron su camino.

Pasó más de una década llena de éxitos académicos, pero el sueño del sujeto de convertirse en abogado nunca fue una certeza. Su pasado de traficante de drogas le impedía juramentarse como profesional.

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Asesorado por abogados de Perkins Law Group y el mismo Morrow, Edward Martell presentó una solicitud de más de 1.200 páginas. Allí, varios juristas tenían que evaluar sus aptitudes profesionales y situación psicológica, teniendo en cuenta sus antecedentes.

Después de 15 minutos de deliberación, la junta de carácter y condición física le dio el visto bueno para ejercer la abogacía. Esto ocurrió el 14 de mayo de este año.

«Mis lágrimas comenzaron como un bebé. Llevo 13 años persiguiendo este sueño sin saber siquiera qué hay al final de este túnel», dijo Martell.

Luego de realizar su juramento profesional, él y el juez Morrow se dieron un sentido abrazo. Edward Martell pasó de ser un traficante de drogas, a un respetado abogado juramentado del Colegio de Abogados de Michigan. Una historia para creer en las segundas oportunidades.

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pgadmin

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